Son solo…
Cuerpos. Contenedores de vísceras y fluidos. Extremidades. Sudores, parpadeos, lágrimas y saliva. Articulaciones poco funcionales, codos y rodillas en óxido y sangre. Piel con imperfecciones, estrías, puntos negros, orificios, manchas, arrugas y edades. Brazos que caen. Piernas que ya no quieren andar. Cúmulos de fetiches. Barbas, vellos, pelos, sudores, olores y cicatrices. Pantalones que resbalan. Boxers sucios, manchados, rotos, mal remendados, usados, robados y profanados. Playeras. Camisas. Calcetas. Calcetines. Zapatos. Sueños abandonados. Corazones descuartizados. Lágrimas atardecidas. Gemidos triturados. Canciones dedicadas. Bailes de mediatarde. Borracheras sin nombre. Capítulos sin letras. Carreteras desiertas a la luz de la luna menguante. Un café no invitado. Una cerveza regada en el suelo. La serenata que no ha transcurrido. Bragueta descompuesta. Una erección. Dos besos. Tres caricias. Cuatro embestidas. Cinco mamadas. Seis masturbadas. Siete hombres. Ocho eyaculaciones. Nueve cabinas. Diez gritos. Once gemidos. Doce gotas de sudor. Trece besos negros. Catorce tríos. Quince cuartetos. Dieciséis orgías. Diecisiete decepciones. Dieciocho seropositivos.
Ve a Monteperdido
Ve a Monteperdido
Ve a Monteperdido
Alguien dejó dibujada a la virgencita en la puerta del baño. La de intendencia siempre borra todo: los números de teléfono, los mensajes, todo, todo. Pero dejó a la virgencita. A lo mejor también siente que la protege. La neta, yo me persino antes de hacer cruising, pa que no nos vayan a cachar cuando se la ande chupando a alguien. Desde que está la virgencita, ya le damos la espalda, pa que no vea lo que andamos haciendo, y hacemos menos ruido, pa que no nos escuche, pa que nos siga cubriendo con su rebozo bendito, porque mi ma siempre me dijo que la virgencita trae un rebozo bien bonito. Al principio me daba pena, no porque fuera uno creyente, sino porque sí es bien milagrosa. Yo le llevé su veladora el doce de diciembre y mi mamacita se curó de los ojos, ya casi no veía, pero la virgencita hizo que viera de nuevo. Al vatillo que desleché ayer, le dije que no viera a la cara a la virgencita, porque no me gustaría que mi ma viera lo que me ando metiendo en la boca ahorita que ya anda viendo bien. Yo creo que la virgencita no se enoja; si no, ya hubiera hecho algo pa que nos vieran o nos encontraran.
Hoy no nomás me persiné, traje mi rosario y me eché un rezo como agradecimiento, pa que siga velando por nosotros; pues si diosito está en todas partes, pues ella también, sólo que no es tan estricta y nos quiere como sus hijos, aunque nos gusten otras cosas y nos tengamos que andar escondiendo. Hoy vine otra vez, es quincena y de seguro habrá mucho que hacer; me gusta venir en la quincena, muchos se dejan venir. Pa que me vaya bien, le traje una flor y una veladora chiquita, la prendí pa pedirle que llegue mi príncipe [se oyen risas en la grabación], un chacalillo con corona y que me trate bien; pues aunque uno ande aquí, también tiene su corazoncito, medio prieto y maltratado, pero corazoncito. Yo creo que le gustó su veladora, yo creo que otro también le va a traer algo, yo creo que sí me sigue cuidando. Yo creo que no somos tan ‘pecado’ como dice el padrecito.